Cuando el sol empieza a encariñarse con este hemisferio y la fotosíntesis nos regala un bienestar que solo se da en esta estación del año, es válido hablar y cantarle al amor.
La conocí allá por el 2007 de manos de una señorita, que tenía la comunión perfecta entre locura y amor que me completo desde el primer silencio que compartimos.
Si bien la relación no perduro, la ganancia para mi experiencia fue vasta, y entre esta división de bienes virtual, esta banda quedo de mi parte.
Para esta entrega, les presento a Falsos Profetas. Cuarteto argentino que como según ellos mismos definen su estilo “toma al rock como excusa para visitar distintos géneros musicales, que por lo general absorbe de las ciclotímicas aguas del Río de la Plata.”
Liderados por Martin Elizalde en piano y Voz, tienen 15 años de vida, y 4 discos editados, Vimos pasar el verano (2001) Hostal la Perla (2003) , Tranquila, corazón (2005) y 12 canciones de amor para cuando seamos jóvenes (2010), que abalan este crecimiento lento pero a paso firme en la música de nuestro país.
Si bien la música es de una gran calidad, es en mi opinión, la poesía, el bastión principal de su crecimiento. Falsos Profetas o profetas del desamor. A él le cantan, historias que combinan la perdida, el duelo y esa nostalgia típica del tango. Donde “ella” se comporta exactamente como debe, y nos deja con ese dolor que cala hondo, y en el que cualquier desamorado/a se logra identificar fácilmente.
Y como las personas, que a medida que pasan los años, relativizamos más las cosas y evolucionamos, las bandas también mutan, y de ese canto al olvido con despecho y herido que ponen de manifiesto en “un año más tarde” o un “buen día”, en los primeros discos. Nos encontramos con un luto trabajado, un perdón sincero, cicatrizado por el tiempo, y una luz de esperanza de cruzarse con el amor nuevamente, en “Rumor” o “nubes de semillas”. O bien el amor ya vencido y sin marcha atrás que viene en busca de una despedida digna en “fíjate flaca”.
Y para maridar estas historias tan nuestras y cotidianas, y aprovechando la suba en el mercurio del termómetro, les traigo este pedacito de nuestra tierra, el Chakana Malbec Rose.
Chakana Wines extrae el nombre de los indígenas, quienes llamaban así a la cruz del sur. Ubicada en Agrelo (Luján de Cuyo), Mendoza, desde el año 2002, y bajo la supervisión del reconocido winemaker Alberto Antonini, fabrica vinos que comercializa tanto en el mercado interno como en el exterior.
Este ejemplar de Malbec Rose, proviene de viñedos de 35 años de edad, y con una maceración de un 1 dia en tanques de acero inoxidable, nos presenta un color rosado intenso, con una nariz delicada y con aromas a cereza fresca y notas especiadas que aparecen sobre el final. En boca resulta un vino equilibrado, con cierta untuosidad, y con una acides que levanta la frescura del vino.
Para acompañar ensaladas de verdes, pastas con salsas livianas, y en especial a aquellos que les gustan la comida asiática, es ideal para el sushi.
Así como la brisa primaveral viene a aliviar el calor que crece, este maridaje de rosado fresco y sabroso y canciones ciertamente acidas, llegan al salvataje de tanto amor y polen flotando en el aire.
Hasta la Próxima
Andrés Bertini.-